(Aparentemente) superado el ecuador del confinamiento, es normal que hayan surgido alteraciones en nuestra piel. La experta Leticia Carrera, Directora del Centro Felicidad Carrera, analiza esos posibles daños y nos da unas pautas básicas de rutina facial en casa
Alteraciones cutáneas durante la cuarentena. ¿Por qué ha cambiado mi piel?
Cada vez está más estudiado el papel del exposoma. Los 7 factores externos que definen el exposoma cutáneo (daños cutáneos que se acumulan y van afectando a la juventud y aspecto de la piel) son: las radiaciones, la contaminación, el estrés, la temperatura, la nutrición, el tabaco, la falta de sueño y los cosméticos.
Durante la cuarentena los cambios en el exposoma producen alteraciones en nuestra piel, algunos de los factores que influyen son:
– Estrés y ansiedad relacionada con la preocupación, la tristeza, el cambio de rutinas o la incertidumbre laboral.
– Calefacciones: en ciudades como Madrid que tenemos que encender aún las calefacciones la piel se reseca más.
– Exposición a la luz azul: que emiten los dispositivos tecnológicos puede producir un envejecimiento prematuro, los últimos estudios apuntan que el mejor protector frente a esta luz es el maquillaje.
El primero de los factores es el que tiene más interés y por eso vamos a desarrollarlo.
El estrés desencadena una serie de reacciones químicas que comienzan en el eje hipotálamo-hipófisis y hace que secretemos sustancias que tienen como consecuencia un aumento de síntesis de cortisol por las glándulas suprarrenales. El cortisol hace que el organismo genere una respuesta rápida de defensa para ello redirige el flujo de sangre hacia los músculos principalmente pero también a los pulmones para acelerar el ritmo respiratorio, al corazón para acelerar los latidos y al cerebro, y disminuye el flujo de sangre en la piel. Por tanto al llegar menos oxígeno y nutrientes a la piel la piel aparece más deshidratada, pálida, sin luminosidad, y hace que envejezca de forma prematura porque además el cortisol disminuye la síntesis de colágeno aumentando la flacidez y aparición de arrugas. El cortisol también aumenta la inflamación y por tanto aparecen bolsas bajo los ojos.
Además con el estrés disminuye la síntesis de melatonina, alterando la regeneración nocturna de las células de la piel, y provocando la aparición de ojeras.
Y no sólo eso, las alteraciones emocionales se manifiestan en la expresión del rostro, acentuando las arrugas de frente y entrecejo. Y éstas también hacen que aparezca acné, enrojecimiento, irritación, rosácea y dermatitis atópica en las pieles con más predisposición.
Por último con el estrés aumenta la prolactina en sangre, esta inhibe la liberación de hormonas hipotalámicas encargadas de la síntesis de estrógenos. Los estrógenos influyen en la hidratación de la piel, su pigmentación, su manto hidrolipídico y su grosor. También intervienen en la regeneración de la dermis y promueven la síntesis de colágeno y elastina. Por tanto una disminución en los niveles de estrógenos produce a su vez un envejecimiento prematuro de la piel con la aparición precoz de manchas, arrugas y flacidez.
¿Qué rutina y pautas de belleza debemos seguir estos días?
Estos días al disponer de más tiempo no deberíamos saltarnos ningún paso de la rutina de belleza, pero sin duda limpieza e hidratación serían los fundamentales.
Mantener la piel siempre limpia es lo más importante, y en ese sentido la doble limpieza, tan propia de las mujeres orientales es el principio de todo. Conocer el tipo de piel que tenemos es imprescindible y a partir de ahí, utilizar buenos cosméticos limpiadores en casa, incluso valiéndonos de cepillos de limpieza que intensifiquen el efecto.
En paralelo una buena hidratación es también básica, en diferentes texturas y fórmulas, desde cremas, serums, aceites o mascarillas. Estos días podemos probar a dejar actuar los productos en mayor cantidad y más tiempo del habitual, cubriendo el rostro con un film osmótico que ejerza un efecto oclusivo sobre la piel.
Y sin duda, durante el día aplicar siempre protector solar, aunque estemos en casa. Por las terrazas y ventanas entra mucha luz natural, e incluso la pantalla del ordenador y la luz artificial pueden provocar la aparición de manchas.
Otra recomendación que siempre hacemos, que cobra más sentido estos días donde podemos caer en el error de “ponernos en la piel lo que tengamos en casa”, es intentar (en la medida de lo posible) usar productos de una misma firma cosmética. Actualmente solemos mezclar demasiadas marcas en nuestra rutina diaria, sin pensar que cuando un laboratorio desarrolla una gama de varios productos, lo hace con fórmulas que nos garantizan una eficacia determinada de forma conjunta sin incompatibilidades entre principios activos y excipientes. Entre firmas dispares, pueden desarrollarse esas incompatibilidades que en algunos casos pueden ocasionar alteraciones en nuestra piel.
No son días fáciles, el estrés puede que nos juegue malas pasadas, pero aparte de estas rutinas de cuidado de la piel, debemos intentar seguir una alimentación lo más sana posible. La ingesta de frutas y verduras, y un equilibrio entre carnes blancas y aves y pescados (al horno, al vapor, a la plancha) nos va a ayudar a compensar esa falta de actividad física del día a día previo a la cuarentena. Y por supuesto deberíamos huir del sedentarismo, hacer deporte o yoga en casa en la medida de nuestras posibilidades, y reír todo lo que podamos.