Hoy quiero hablaros de la palabra más repetida en dermatología cuando aludimos al efecto de la pandemia de la Covid-19 sobre nuestra piel: Maskné. Este anglicismo nace de la suma de los términos MASK y ACNÉ, en directa alusión a una alteración que afecta tanto a jóvenes como a pieles más maduras, y que aparece por la oclusión que causan las mascarillas. En nuestro Centro han crecido exponencialmente los protocolos con Medik8 azul para calmar la piel y controlar los granitos desde que reabrimos las puertas.
Tras los problemas de piel que nos ha producido el confinamiento como deshidratación y envejecimiento precoz debido al estrés y exceso de cortisol, ahora muchas personas están sufriendo alteraciones cutáneas por el uso de las mascarillas. Tras los nuevos rebrotes, ahora mismo es obligatoria en casi toda España, y eso solo nos enseña una realidad: que las mascarillas han llegado para quedarse (al menos hasta que la pandemia pueda estar totalmente controlada).
Las mascarillas producen oclusión y roce, sobre todo en las zonas de ajuste. Hacen que disminuya la ventilación de la piel y aumentan la humedad local, porque dificultan la evaporación de la transpiración. La consecuencia de todo ello son irritaciones, erosiones o incluso infecciones.
Debéis saber que las mascarillas FP2 y FP3 son más rígidas y van más ajustadas al rostro, por lo que dañan más en las zonas de roce que las quirúrgicas o higiénicas. Las zonas más susceptibles son las mejillas, puente nasal y orejas.
Las principales alteraciones que nos estamos encontrando en la piel son precisamente las que han dado píe a la creación de este concepto del «Maskné», que habréis leído en varios artículos de belleza en las últimas semanas. Hablamos de granitos, piel grasa y poros dilatados. La oclusión que causan las mascarillas bloquea los conductos de salida de la secreción sebácea, esto hace que la piel brille más, que acumulemos impurezas en los poros y se dilaten e incluso salgan granitos. También está demostrado que el roce continuo participa en la aparición de granitos en las pieles más sensibles, lo que unido a la humedad puede ocasionar infecciones bacterianas y acné.
Para evitar la aparición de estas alteraciones, os recomendamos seguir una serie de pautas, en la medida de lo posible:
- Intensificar la limpieza y la hidratación, aplicando la crema hidratante preferiblemente con textura ligera por el efecto añadido del verano y el calor. Deberíamos aplicar la crema hidratante media hora antes del uso de la mascarilla, no inmediatamente antes.
- Si tenemos granitos, evitar cremas untuosas, aceites y maquillaje, a no ser que sea imprescindible y de hacerlo, que esté formulado con texturas acuosas o muy ligeras.
- Realizar descansos y cambios de mascarilla.
- En el caso de las mascarillas reutilizabas, lavarlas con jabón neutro y aclararlas muy bien.
- Si nos exponemos al sol, cada dos horas retirarse la mascarilla, secar la piel para eliminar el exceso de sudor y reaplicar el protector solar. Debemos recordar que las mascarillas no nos protegen del sol, y por ello es necesario utilizar protector solar en todo el rostro. Aún no hay estudios que demuestren que las mascarillas filtran los rayos UV, dependerá del entramado del tejido y del color, pero la humedad no ayuda pues la capacidad filtrante disminuye por el efecto lente provocado por el agua. Por todo ello, imprescindible como cada año, usar SPF 50+ para evitar el daño solar y la aparición de manchas
- En cabina, los tratamientos más idóneos para estas alteraciones son aparte de las limpiezas de piel, los tratamientos con Luz LED azul, que neutraliza las erupciones cutáneas, y si hablamos de equipos más avanzados, Luz Pulsada o Fractora que son los más utilizado en en los meses que se aproximan para problemas como el Maskné.