Estamos a las puertas de las vacaciones, y sea cual sea tu destino seguro que gran parte del descanso lo pasarás expuesta a los rayos solares. Esto es sinónimo de vitamina D para la piel y vitamina para el alma, que todos necesitamos tras meses de intenso trabajo. Pero nadie se sorprende ya cuando afirmamos que los rayos solares tienen la enorme capacidad de dejar de ser aliados para convertirse incluso en enemigos de nuestra piel.
Este efecto nocivo conviene recordarlo al comienzo de cada verano, para que aprendamos a plantarle cara. La luz ultravioleta que llega a la tierra es en un 97% UVA y en un 3% UVB. Ambos tipos de radiación son capaces de generar quemaduras, manchas, engrosamiento cutáneo, fotoenvejecimiento, fotosensibilizacion y cáncer de piel.
Algunos de estos efectos dañinos son fundamentalmente atribuibles a los UVB, como el eritema solar, las manchas y el cáncer cutáneo (no melanoma). En cambio, cada vez existen más evidencias de la mayor influencia de los rayos UVA en los efectos a largo plazo, en concreto en el desarrollo de melanoma y en el fotoenvejecimiento, sin olvidar su papel en las fotosensibilizaciones.
Por todo ello es tan importante la fotoprotección con filtros SPF50+ frente a los UVB pero que nos protejan también de los UVA, es decir fotoprotectores de amplio espectro.
Casi como las alarmas que nos ponemos en el móvil para tareas que no se nos deben pasar, deberíamos recordarnos a diario en verano la importancia de re-aplicar el fotoprotector cada dos horas. En esa aplicación y re-aplicación es fundamental cubrir todas las zonas de piel que vayan a estar expuestas al sol con una capa importante de producto sin escatimar (sin olvidarnos de cuello, orejas, la zona cercana al nacimiento del pelo que por miedo a ensuciarnos el pelo a veces la evitamos o la frente si llevamos flequillo).
En términos de zonas extremadamente sensibles, el escote es una de las zonas que primero muestran los signos de fotoenvejecimiento y la nariz una de las más críticas en cuanto a daño solar se refiere y sus consecuencias negativas para la salud.
A pesar de la protección solar es conveniente evitar las horas centrales del día, re-aplicar el filtro al salir del agua aunque sea waterproof, protegernos con sombreros y gafas de sol o bajo una sombrilla. Y sobre todo aplicarnos la cantidad necesaria para que quede una capa gruesa sobre la piel.
Para hacer más efectivos estos cuidados, es fundamental que conozcas cuál es tu fototipo de piel, para escoger el fotoprotector más apropiado, de igual modo que hacemos con nuestros cosméticos diarios, en función de si tenemos la piel seca, mixta, grasa, sensible, reactiva, etc….
¿Qué es el fototipo?
Este concepto alude a la denominación que reciben los tonos de piel, y a este término se asocian características hereditarias (raciales), así como la cantidad y calidad de nuestros pigmentos de la piel.
Para describir un fototipo se tienen en cuenta estos factores:
- Aparición de pecas en el verano.
- Color epidérmico en invierno: lechoso blanco o semi-mate, mate.
- Color adquirido al broncearse: Dorado, moreno claro o dorado moreno, oscuro o moreno, moreno oscuro.
- Eritemas (enrojecimiento) ante la exposición solar.
- Eritema a los 21 días de exposición.
¿Cuáles son los 6 fototipos de piel?
De acuerdo a la interacción de estos datos, se pueden definir los siguientes fototipos:
Fototipo I: Siempre se quema, no se broncea, sin protección solar aparece eritema a los 12 minutos, presentan de forma temprana signos de fotoenvejecimiento y tiene tendencia a desarrollar lesiones como queratosis, epiteliomas basocelulares y epiteliomas espinocelulares.
Fototipo II: Generalmente se quema, se broncea con dificultad, el eritema aparece a los 15 minutos y presentan de forma temprana signos de fotoenvejecimiento.
Fototipo III: En ocasiones se quema, adquiere buen bronceado, aparece eritema a los 18 minutos, mejor adaptación a la agresión de los rayos U.V., ligera tendencia a la aparición de manchas.
Fototipo IV: Raramente se quema, bronceado fácil, aparece eritema a los 21 minutos, tendencia a la aparición de manchas y fotoenvejecimiento tardío.
Fototipo V: Excepcionalmente se quema, bronceado muy fácil., eritema a los 28 minutos, marcada tendencia a la aparición de manchas y sufre fotoenvejecimiento tardío y leve.
Fototipo VI: No se quema, oscurece más con el sol, aparece eritema tras 45/60 minutos de exposición, en ocasiones se mancha.
Independientemente del fototipo, por todos los motivos que hemos detallado antes, nuestra recomendación es siempre optar por la máxima protección SPF 50+ en todos los casos
¿Qué significa el factor de protección solar?
Entrando un poco en detalle, el S.P.F. (factor de protección solar) es la relación entre el tiempo necesario para la aparición de eritema usando filtro solar y el tiempo necesario para que se produzca el mismo eritema sin usar filtro solar. Y muy importante, se refiere exclusivamente a los rayos UVB. En función de su SPF podemos encontrar los siguientes tipos de fotoprotectores:
Protección baja: 6 y 10
Protección media: 15, 20 y 25
Protección alta: 30 y 50
Protección muy alta: 50+
Esto significa que la máxima protección solar que existe frente a los rayos UVB es la protección muy alta SPF50+ que filtra casi un 99 % de la radiación UVB y recordad que cada vez es más importante que en el envase especifique que protege también frente a los rayos UVA.
¿Qué tipos de filtros solares existen?
Los fotoprotectores normalmente tienen en su fórmula uno o varios filtros solares. Dentro de los filtros solares encontramos distintos tipos en función de su modo de acción:
Físicos: impermeables a la radiación solar y actúan sobre ella por reflexión. Los más conocidos son el oxido de zinc y el dióxido de titanio. Son los más seguros y los más presentes en fotoprotectores infantiles.
Químicos: actúan por absorción de la radiación solar ultravioleta. Existen muchos pero hace pocos días la OCU puso el foco en dos de ellos, homosalate y octocrylene porque existen dudas sobre su seguridad.
Organominerales: son unos filtros capaces de actuar tanto por absorción como por reflexión. Estos son filtros químicos pero insolubles y tienen así las ventajas de los químicos (cosmeticidad) y de los físicos (seguridad), siendo además de gran capacidad filtrante en el UVA.
Biológicos: son antioxidantes que evitan la formación de radicales libres. Se están empleando cada vez con más, siendo las vitaminas A y E las más utilizadas.
Ahora sí, espero que con esta información en tu maleta de vacaciones no falten varios botes de tu fotoprotector favorito. ¡FELIZ VERANO!… y que el efecto vitamina de las vacaciones no desemboque en lesiones cutáneas de las que luego podamos lamentarnos.
¿Cuál es el mejor protector solar para la cara?
En Felicidad Carrera te ofrecemos los mejores protectores solares faciales:
Restoring Cream SPF 50 de Valmont
Convierte la energía UV para activar el colágeno.
Esta crema envuelve la piel en un brillo protector, liberando ingredientes activos con propiedades regeneradoras y reparadoras.
Gracias a la exposición a los rayos UV, el exclusivo complejo Silicon D² impulsa la producción de colágeno, ayudando a contrarrestar los efectos del estrés solar cotidiano.
Perfecta para cualquier época del año, tanto bajo el sol como en ambientes urbanos. Apta para todo tipo de piel.
Sun Shelter de Decorté
Una loción en gel con SPF50+ / PA++++ que combina filtros físicos y químicos, diseñada para ser resistente al agua, al sudor y al roce de la mascarilla. Ofrece múltiples beneficios para el cuidado de la piel, previniendo la degradación del colágeno en la dermis causada por los rayos UV-A, aportando elasticidad y protegiendo contra el daño oxidativo, mientras mantiene la piel hidratada y firme.
Además de proteger contra los rayos UV-B, también actúa frente al daño causado por las partículas contaminantes del aire y otros factores de estrés ambiental. Con una fragancia ligera y fresca, que mezcla notas cítricas, florales y un toque de madera verde, su textura es fácil de aplicar y agradable al uso. Libre de parabenos.
Ingredientes: extracto de hoja de romero, colágeno hidrolizado, hidroxiprolina, extracto de rooibos, vitamina E, vitamina C, óxido de zinc nano y dióxido de titanio nano.
En conclusión, la protección solar en el rostro es fundamental para prevenir el envejecimiento prematuro, la aparición de manchas y, lo más importante, el riesgo de cáncer de piel. Los rayos UV-A y UV-B dañan profundamente la piel, afectando su elasticidad y colágeno. Incorporar un protector solar de amplio espectro en la rutina diaria es esencial para mantener una piel sana, firme y protegida de los efectos nocivos del sol y otros factores ambientales.